viernes, 4 de junio de 2010

Carta a Javier Aguirre. (Escrita por Diego Rabasa)

Querido Javier:
He querido escribirte estas líneas desde hace tiempo pero no había podido hacerlo. La verdad estaba muy encabronado contigo por haber regresado a Jonathan Dos Santos. ¡En qué chingados estabas pensando! ¿Te acuerdas de la frase de Groucho Marx en la que decía que no quería pertenecer a ningún club porque no soportaba la idea de formar parte de un grupo que admitiera a alguien como él como miembro? Yo creo que la pronunció pensando en Paul Aguilar, Torres Nilo, Israel Castro y el “Venado” Medina. Después, cuando estaba apunto de superar el amarguísimo trago, me entero de que le diste el número 1 al Conejo. Ahí te encargo si se llega a tragar un gol, no vas a volver a dormir una noche completa. Es cierto que hacer lo correcto no siempre evite el error, pero también lo es que el error en la planeación de una batalla difícilmente termina en acierto. Ojalá me equivoque.
En fin, no te voy a permitir arruinarme el mundial. Y te voy a decir porqué. No me puedo imaginar muchas cosas de mi vida por las que estaría dispuesto a esperar cuatro años como lo hago cada quasilustro por un mundial. Y es que cómo no esperarlos cuando he aprendido tanto de ellos. Lo siguiente lo escribo más para que no se me olvide a mí, y no tanto para ti. De México en los mundiales he aprendido lo siguiente:
  • En el mundial de Estados Unidos ’94 aprendí el valor de la determinación cuando Mejía Barón no la encontró para meter a Hugo y cuando Aspe, Bernal y Jorge Rodríguez se olvidaron de si quiera llevarse una leve pizca de ella a la hora de tirar penales contra Bulgaria.
  • En Francia ’98 aprendí el peso de la historia y lo poderoso de la tradición cuando por unos instantes tomamos distraídos a los dioses del futbol y pensamos que podíamos derrotar a Alemania en octavos de final. Ese partido estaba ganado desde el momento en el que se cruzaron nuestras llaves: un marasmo de descalabros contra una montaña de derrotas históricas difícilmente podía tener un desenlace distinto.
  • En Japón-Corea 2002, tú me enseñaste que no importa cuánto piense que uno haya sufrido, siempre te pueden romper el corazón peor cuando nuestro archienemigo nos derrotó con un categórico 2 a 0 en octavos de final. El vacío que me provocó esa eliminación me dejó una cicatriz que todavía rezuma.
  • En Alemania 2006 aprendí que no importa cuánto te acerques a la meta si no cruzas la línea de llegada como vencedor es como si no hubieras salido jamás.
Como puedes ver la selección mexicana me ha hecho una mejor persona. Me ha enseñado a soportar con entereza la humillación, a sobreponerme del desazón, a entender que cuando el rival es más grande que tú tienes que poder con él y con la sombra que éste proyecta sobre ti, que la victoria no es consecuencia sólo de lo que se hace en la cancha sino de lo que el equipo es fuera de ella. Después de haberme fortalecido con todas estas experiencias, mi querido, queridísimo Vasco, creo que me corresponde la graduación. Me declaro listo para probar por primera vez en la historia las mieles del triunfo. Sabré, créeme, apreciarlo en su justa dimensión. El futbol, como casi cualquier actividad gregaria del hombre, es una representación de la tragedia existencial que supone estar vivo. Y como en toda gran tragedia, sé que ya están trazadas las huellas que nuestros pies han de llenar. El destino está echado y no nos queda más que caminar a la gloria o sumergirnos en la derrota una vez más. Pero antes de que cualquier cosa suceda quiero decirte que creo en ti y creo en esta selección de chamacos inconscientes que no sólo no se asusta al salir a jugar en Wembley sino que tienen el cinismo de echar a atrás a la mejor defensa del mundo. Creo en la desfachatez de esos niños que le metieron tres goles a Brasil y no recibieron ninguno en la final de un campeonato del mundo. Creo que esta selección carga el peso de una historia que no le corresponde y estoy convencido que te das cuenta y de que se van a sacudir el monolito de fracasos que pende sobre nuestros hombros.
Damos gracias a la Selección por hacer de nosotros hombres capaces de soportar una derrota, de habernos convertido en hombres de fe a los que no importa cuántas pruebas les haya dado la realidad de su incompetencia cada cuatro años volvemos a entregarnos a ella. Gracias por esto y por todo. Estamos listos para lo siguiente. Vamos, Vasco. Vamos, chingada madre.


Pd. No importa que jamás vayas a leer el contenido de esta carta, y que jamás mi nombre vaya a formar una imagen en tu mente. Ya salió de mí y a algún sitio llegará. Es más, confío en el camino que habrá de seguir porque como decía Jacques Derrida: "Una carta siempre llega a su destino."

lunes, 31 de mayo de 2010

Twitter: la utopía de los analíticos

Hace unos momentos estaba leyendo la tercera sección de la Fundamentación de la metafísica de las costumbres de Kant y me imagino que por alguna asociación metodológica (de como el libro está escrito) llegué a pensar lo siguiente del relativamente nuevo: Twitter.
Todos sabemos que la historia como disciplina se encarga de los hechos de la humanidad. No siempre es imparcial (tenemos la clara enseñanza de que la historia es escrita por los vencedores), pues para poder alcanzar esta objetividad tendría que desprenderse de todo carácter subjetivo y ello es imposible, pues los historiadores nunca dejarán de ser seres humanos.
De esta manera, la historia ha sido arrojada a la relatividad de sus intérpretes por un lado y por otro a una disciplina solo susceptible de ser analizada de manera retrospectiva, con sus muchas salvedades. Los más osados interpretes han intentado ofrecer una teleología de ella y los segundos (los analíticos) con sus explicaciones, casi tocan la necesidad natural cuando arman y dan sentido al rompecabezas de los hechos humanos. Los primeros son libres y especulativos, los segundos son claros y cuasi científicos.
Pero seguramente te estarás preguntando. ¿Qué tiene que ver todo esto con twitter?
Twitter tiene muchas posibilidades de uso, en otras entradas abordaré todas aquellas que he considerado. Pero ahora me referiré a esta herramienta en su uso como: "notificador" personal.
Voy a plantear un escenario hipotético para que se aprecie el tema al que me quiero referir.
Imagina que estamos en el año 2500 y que toda la humanidad sin excepción tiene un twitter en su uso de "notificador". Al levantarse por la mañana un individuo, se emitiría un mensaje automático tal como: "individuo despierto". El twitter en su uso de "notificador" registraría para la historia todos y cada uno de los actos de cada individuo.
No es mi intención en esta entrada que te imagines un escenario orwelliano tal como en su novela 1984 (aunque la idea encaja perfectamente) sino que percibas lo importante que podría ser para la historia (entendida como la totalidad de los hechos humanos) que todos estos sucesos quedasen registrados para las generaciones futuras.
Cuando una persona falleciera, ¿quien cancelaría sus cuentas en Facebook, Twitter, o Hotmail? Y si tal persona fue muy importante para la historia del pueblo en que vivió, ¿a quién pertenecería la total sucesión de sus actos electrónicos?
Me imagino a los historiadores o antropólogos en unos trescientos o cuatrocientos años (si aún podemos vivir en este planeta), accesando y estudiando en los bancos de cuentas de empresas como Facebook, Blogspot, o Hotmail de un periodo determinado (por ejemplo el año 2010), no con el fin de hablar solamente de ellas, sino para buscar evidencia histórica o antropológica de la forma en que los seres humanos se relacionaban en la antigüedad, es decir, nuestra época actual.
Si acaso se inventó una palabra nueva en ese año, una tendencia nueva, cualquier cosa y los historiadores quisieran saber cual era el ambiente cultural, social de la época, bien podrían solicitar a los bancos de datos del pasado un estudio del horizonte de intercambio de información en que tal concepto o idea se comenzó a acuñar con un nivel de detalle de "notificador", es decir: Twitter.
Los historiadores más especializados en una época, en un personaje, e incluso en una obra (por ejemplo el Quijote o la Mona Lisa) cuentan con muchos detalles, pero ellos nunca son suficientes para poder abarcar del todo a su objeto de estudio y tal limitación siempre desata debates interminables sobre la cuestión.
La era en que cada individuo, asociación, micro o macro institución, gobierno, etc., tiene acceso a un "notificador" está haciendo sus primeras apariciones (en 1935 el acceso a un notificador público costaba aproximadamente un dolar por mensaje y este permanecía solo dos horas) y con ello se va a modificar la forma en que se elabora la historia, esto es, el horizonte al que las ciencias sociales siempre recurren para explicar la realidad.
Pero aún, la era de comunicación a que estamos arribando no es cualitativa, sino cuantitativa, es decir, que lo que sin duda va a cambiar (o está cambiando) es el volumen de los datos de que disponemos de cualquier persona (importante o no para la historia), no necesariamente su calidad. Por lo tanto, la pericia del investigador no estará solo en el manejo de los acervos físicos (bibliotecas, hemerotecas, etc.), pero tampoco (en esta etapa primitiva) solo en la investigación digital, sino en el balance adecuado entre una y otra. Pero sin duda en la migración de lo físico a lo digital. Me imagino la cómica escena de un antropólogo haciendo trabajo de campo en la base de datos de facebook o un historiador reconstruyendo minuto a minuto la vida de Hugo Chávez (@chavezcandanga es su twitter) a través de sus muchas notificaciones (twits) diarias.
Las numerosas posibilidades que se avecinan para estas herramientas solo serán posibles en la medida en que nos involucremos todos. Se sabe que en 2006 apenas el 15.6% de la población mundial tenía acceso a la red de redes (http://www.alegsa.com.ar/Actualidad/165.php), lo que nos sitúa (a quienes estamos no excluidos de este porcentaje) como los responsables de crear y experimentar los mejores usos para la humanidad en su conjunto.
Este tema es candente y hay posturas extremas: unas que parecen ilusorias por ser tan optimistas sobre la Internet y sus herramientas; y otras que de plano no ven esperanza alguna y piensan que solo es cuestión de tiempo para que la Internet (y sus herramientas) sea un peso más para la humanidad y su explotación por parte de unos cuantos (los mismos).
Volviendo al tema...
Para los filósofos analíticos, por ejemplo, solo es cuestión de tiempo el arribo a un mundo donde puedan nadar felices entre la multitud de hechos a los que encontrar conexión interna. Si acaso naciera un nuevo Kant y desde infante tuviese un Twitter, correo y blog, al fallecer éste, sin duda los analíticos (a quienes fascina su filosofía) se especializarían a tal nivel que podría existir una cátedra llamada: "Las dos ideas de naturaleza en el blog de Kant; entradas en su blog de la 15 a la 33".
Para la historia, el anecdotario sería interminable e inabarcable. Todas las áreas, humanas y sociales estaríamos en la disyuntiva: hacer como los analíticos (clavarnos en un solo tema, especializarnos brutalmente), tomar un granito de arena para observarlo, entenderlo y apreciarlo toda la vida; o comenzar a pensar en términos más generales, creativos y concretos, pensar no en términos del análisis del granito de arena y sus millones de átomos, sino en términos de playas, oceanos: humanidad.
No desdeño el trabajo de los analíticos bajo los segundos, ambos aspectos son cruciales para el avance del conocimiento, pero me parece que el aumento del volumen de información que se va a ir obteniendo de cualquier tema va a dejar en evidencia cada vez más aguda, el contraste entre estas dos formas de pensar y abordar la realidad.
Para quienes gustan de la especulación, de la síntesis creativa, quienes saben que la filosofía no solo piensa a la filosofía sino principalmente a la realidad, el trabajo para proponer algo útil a la humanidad será doble y complicado, pues el rigor y la claridad (que han alcanzado los analíticos) no está tampoco a discusión. Para estos pensadores es importante abrirse a la era digital, experimentar usos y explotar para bien humano sus múltiples herramientas (tales como twitter).
Pero si tu posición está en entender (como filósofo, historiador, antropólogo, etc.) cómo es que cada granito de arena forma un terroncito (enorme) llamado Kant (por ejemplo), y no te importa gastar cuarenta años de existencia sin salir de una sola obra o un concepto de un autor, dejando de lado la posibilidad de haberle propuesto algo (quizá no nuevo, pero tuyo) al mundo, y además te contentas con transmitir tu obsesión por tal temita a tus discípulos en la cátedra, jactándote de la falta de rigor de quien se ha atrevido a proponer un tema que despectivamente llamas: "especulativo", si esta es tu postura, pues la era de las toneladas de información ha llegado, el paraíso está a la vuelta de la esquina, difícilmente creerás que un tema en particular ya está agotado y ahora tendrás mucho más argumentos para no intentar pensar por tí mismo y menos criticar por fin (en un acto de libertad intelectual) a tu autor favorito. Si esta es tu postura repito, ¡prepárate, porque tienes toda la vida para ello!

miércoles, 26 de mayo de 2010

Ya estoy por aquí: en la redmodernidad.

Alguna vez tendría que comenzar con un blog personal. También he creado mi twitter (@nachitron) para probar aquella herramienta.

Todos quienes me conocen saben que me dedico a algunas cosas raras y disímiles (aparentemente) entre sí. Pero quizá se deba a que la manera en como nos educaron fue en definitiva parcelaria. La famosa disciplinariedad e incluso la interdisciplinariedad (su dichosa cura) poseen el mismo agente activador en nuestas mentes. Si provenimos de la primera o incluso practicamos su cura, seguramente es porque estamos enfermos de esa parcelación o parcialización de la información que poseemos.

Se es médico, ingeniero en tal o cual, licenciado en tal o cual, incluso filósofo en tal o cual área. Pero es claro que el conocimiento nunca decidió poner fronteras a nada. El arte está por otro lado y aparentemente respondiendo a otras inquietudes, pero cuando estamos disfrutando de nuestra música preferida como ingenieros en tal o cual, o médicos en tal o cual especialidad, el disfrute es el mismo y quisiéramos igualmente fundirnos con la música tal como un adolescente que no tiene aún "un área de especialización profesional".

Estos tiempos han creado nuevos espacios o más bien nos hacen entender los espacios de otra manera distinta. Para sonar heidegeriano diría que la espacialidad (el modo como se vive el espacio) de estos tiempos (tiempos más allá de los "postmodernos") es tal que se puede entender solamente (o al menos nunca sin tal), dentro de lo que me gustaría llamar: la redmodernidad.

La redmodernidad no es una cura como la dichosa interdisciplinariedad (impronunciable) para nuestra incapacidad auto inducida de abarcar y disfrutar de todas nuestras aptitudes. Es más bien la forma en como sin darnos cuenta, la propia evolución cultural (por llamarle de alguna manera) nos ha conducido nuevamente al mar entero del conocimiento (ando muy metafórico).

Es el todo de la realidad, que negábamos y despreciábamos cuando alabábamos y encumbrábamos por sobre todo la puntiaguda aguja de la especialización, misma que se ha dado de bruces con múltiples limitaciones que no se imaginaba. Habría que hablar de estos límites con los que se ha topado la aguda especialización, que por supuesto nunca ha de morir (no debería tampoco), pero que ahora ya no será una enfermedad que señale nuestro presente. Enfermedad porque limita(ba) cuando al extenderse por todos los ámbitos creaba mentes estrechas que hacían conocimientos cada vez más incomunicables por profundos, pero también porque el poseedor tenía una mente estrechada a sus propios conceptos y no otros, nunca otros, al menos los otros que sí comunican, los otros de toda la humanidad, de la inmensa mayoría que no estaba en la misma sintonía.

Pero volviendo al tema. Quienes me conocen (¡Tú me conooooces!) saben que me gusta la fotografía mi flickr (espacio de fotos) es: www.flickr.com/nachitron , me dedico a entender la filosofía para un día ser filósofo, la informática desde muy pibecito, la política y las noticias, la música y las guitarras, ciertos gadgets, los documentales de todo tipo, las pelis y todo lo que tenga letras. Pero lo pongo para que ni yo me olvide (que ya lo advertí) ni a ustedes les extrañe que hable de una u otra cosa sin orden alguno, pues una cosa me ataca y otra también sin razón ni despedida cuando ya no.

Espero poder compartir con ustedes temas e ideas, porque de cualquier manera, dentro del arribo al mar del conocmiento (a que nuestra evolución tecnológica y cultural nos ha obligado a regresar), la única manera de atrapar algo será no negándonos a la redmodernidad. Misma en que estamos insertos desde ya.